domingo, 30 de diciembre de 2007

Ecología y ley del mínimo esfuerzo.



Salgo a comprar el pan y veo a un chaval joven que sale de una de esas lonjas, que tan de moda están ahora para que los jóvenes tengan dónde pasar el rato, y veo que arroja una bolsa llena de botellas de cristal en el contenedor de la basura orgánica. Las botellas son casi todas de licor con alcohol, lo cual no me preocupa ni mucho ni poco. Allá ellos. Lo que sí me jode bastante es que a pocos metros de su cubículo existe otro contenedor para depositar el vidrio y reciclarlo, y a esta gente, joven y correosa se le supone, no le sale de las pelotas desplazarse tres minutos hasta el recipiente adecuado a dejar las botellas vacías para su posterior reciclado.

No son sólo los jóvenes. También los hay algo más mayores, sin llegar a ancianos, que son incapaces de dejar cada cosa en su sitio, y así se ve a gente, relativamente joven, dejar papeles en el contenedor de la basura orgánica o del reciclaje de envases plásticos, sin siquiera parpadear. No les pilla bien el contenedor del papel o del plástico y dejan allí donde les place cada cosa que sacan de su casa. Lo curioso es que a veces se ve a gente con bolsas diferenciadas de uno u otro material, pero luego las arrojan indiscriminadamente a uno u otro contenedor sin mirar en cuál deben depositar cada material. Curiosa forma de reciclar. Primero selecciono la basura y la empaqueto por tipos de material, y luego la arrojo donde me viene en gana.

Estas actitudes están claramente provocadas por la indiferencia de cierta parte de la ciudadanía hacia el bien colectivo y común, es decir, pasan de todo, y ponen las más manidas y recalcitrantes excusas para no poner un pie más allá de donde sea estrictamente necesario, para echar la basura. “Es que aquí no han puesto para reciclar el vidrio”. “Es que enfrente de mi portal no han puesto para reciclar envases”. Otros te dicen que no lo hacen porque no les sale de las bolas y porque están contra todo lo que sea levantarse del sofá, y los hay que dicen que así dan trabajo a los de la limpieza. Lo que sea con tal de aplicar la ley del mínimo esfuerzo. Al algunos, ni aunque le pusieran enfrente de casa toda la colección de contenedores, los usaría adecuadamente, porque simplemente no le daría la real gana.

No hace muchos años la basura se dejaba en bolsas en la calle. Era antihigiénico, antiestético y antitodo. Por aquellos tiempos no se reciclaba nada de nada y todo iba a Artigas donde se comprimía y sepultaba bajo la tierra que se arrojaba encima. Ha costado unos cuantos años, pero al final se ha conseguido, por parte de las instituciones, aplicar ciertos criterios de reciclaje, que ciertamente no son los más deseados por una buena parte de la ciudadanía con inquietudes conservacionistas, pero que algo aporta al ahorro y al reciclaje. Se ha conseguido así disminuir los olores en las calles y favorecer el trabajo de los operarios de la limpieza, así como evitar que animales sueltos, como gatos perros y ratas, revuelvan y desparramen los contenidos de las bolsas. Se ha conseguido, en definitiva, mejorar sustancialmente la problemática de la deposición y recogida de la basura, cuando aún hay gente que pasa de todo y para la que parece que nada ha cambiado de unos años hasta ahora. Da la impresión de que les daría lo mismo dejarla en la acera, que en los contenedores. Nada va con ellos. Es más, durante algún tiempo, hubo gente que incluso habiendo contenedores, dejaba las bolsas en la acera, hasta que se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo.........y el cerdo, y con el tiempo las depósito en el contenedor que le correspondía a cada tipo de basura generada.

Esta gente que ahora no quiere colaborar también hace el ridículo, pero hacen bandera de ello. Son unos inadaptados que miran a otro lado cuando meten las bolsas en el contenedor inadecuado, a sabiendas de que están boicoteando una actitud social positiva, como lo es el reciclaje de las basuras. Son gente que ni siente ni padece ante la situación del Planeta, pero que seguro que si se les pregunta si son ecologistas y reciclan, seguro que contestan que sí, sin ningún remordimiento. Es más, si Bilbao ahora cuenta con 350. 000 habitantes y se hiciera una encuesta, seguro que salía que en Bilbao hay.................350.000 ecologistas. Aunque nos saliera la mierda por la orejas.